Llega la “nueva normalidad” junto con la subida de las temperaturas…. Llega el momento de re-encontrarnos con amig@s y familiares… parece que todo cambia, incluidos nuestros hábitos.
¿Qué hacemos para disfrutar de una comida fuera de casa?
Tú puedes decidir que te vas a pedir para comer y tú eres quien se lleva el alimento o la bebida a la boca… no le busques excusas.
La clave de cuidarte y cuidar tu alimentación, no es quedarse recluido en casa; se trata de pensar, de saber escoger, de aplicar el sentido común.
La elección del lugar es fundamental. Si no es en el bar-restaurante de siempre será en uno de comida parecida al habitual. En la mayoría de los casos sabemos que platos de la carta son los que más nos convienen o podremos sugerir alguna alternativa más adecuada. Y si el sitio no va a ser el de siempre y hay otr@ que se encarga de escogerlo ¡Adelántate, hazlo tú!
¿Y si voy de invitado?
La mayoría de las veces el anfitrión suele ser alguien de confianza por lo que podrás preguntar por el menú. Si crees que podrás comer poco, sugiérele llevar tu algún plato o ofrece alternativas saludables.
Al escoger, aproxímate lo máximo a la idea del plato saludable.
La mayoría de las elecciones fuera de casa suelen ser primeros platos de pasta, arroces y segundos de proteína animal (carne, pescado, marisco…), por lo que los vegetales acaban siendo como mucho una simple decoración del plato. Si en cambio, te aseguras de que uno de los platos y/o la guarnición que escojas sea vegetales (ensalada, parrilladas o verduras al horno…) el resto de los platos irán cogiendo forma.
¿Y postre?
No tienes porqué escoger el que más chocolate o nata lleve. Tendemos a coger el postre más dulce, elaborado y calórico ya que entra en el menú o porque en casa no lo comes pero ¿realmente te apetece?
Vigila con la bebida, el carajillo y los cubatas.
Esencial tener en cuenta que bebida escogemos para acompañar la comida.
Y además, ¿después viene el carajillo? ¿y los cubatas varios?
El hábito por excelencia de estos eventos suele ser empezar el picoteo o la espera del resto con una caña y después unas copas de vino. Seguido del carajillo, gin tonic o cubata. Esto puede ser lo que haga que todos los pasos anteriores no sirvan para nada. Así que aunque suene muy básico, lo mejor es acompañar las comidas con agua.
¡Olvídate de compensar!
Sé consciente de tus elecciones.