Vivimos en la era de la sobreinformación. A menudo se comparte información de todo tipo (moda, viajes, tendencias, …) y entre ellos encontramos un plus sobre cómo cuidar de nuestra salud y de nuestra alimentación.

Seguir una alimentación saludable es una garantía de prevención de múltiples enfermedades pero lo cierto es que, a pesar de estar informados de la importancia de una dieta sana, no siempre se puede, se está dispuesto, se quiere o se escoge llevarla a cabo todos los días de nuestra vida.

Es creciente el interés por basar nuestra dieta en alimentos sanos; es decir, por comer comida real (Real Food). Con comida real, nos referimos a todo aquel alimento no procesado ni manipulado por un proceso industrial. Quedarían excluidos los productos con algunos de estos ingredientes: sal común en exceso, azúcar refinado, grasas y aceites no saludables, harinas refinadas, etc.

Estamos totalmente de acuerdo en la necesidad de consumir alimentos reales. Pero con conciencia, con prudencia, sin agobios. No tod@s respondemos por igual: algunas personas reaccionan aumentando su atención por su dieta, otras procuran mejorarla e incluir muchos alimentos reales. También, habrá otras muchas que pueden interaccionar con una reacción contraria de indiferencia y desinterés. Otras, pueden ser mas vulnerables y desarrollar sensación de miedo o estrés desmesurado, lo que acabará provocando un gran malestar, sobretodo emocional.

Del mismo modo que el mensaje de comer alimentos reales nos puede motivar para mejorar nuestra alimentación y nuestra salud; cuando no logramos este objetivo y no cumplimos nuestro propósito, también se puede vivir de forma muy distinta según cada persona. 

Si bien vamos a guiar nuestras decisiones en base a información veraz, contrastada y de calidad, no hemos de olvidarnos que seguimos siendo dueños y responsables de nuestros actos. 

Poseer la información correcta para actuar a nuestro favor es un paso en firme pero no debería de privarnos de seguir teniendo la máxima libertad sobre la toma de decisiones en cuanto a nuestra salud y nuestra manera de cuidarnos. 

No conviertas tu propósito en una obsesión por comer sano, y mucho más, que abandones algunas o muchas de tus fuentes de bienestar por mantener tu objetivo rígido e invariable

Todo en su justa medida es sinónimo de equilibrio.

Comer siempre sano no es malo, lo malo es la posibilidad de que conviertas tu propósito en una obsesión por comer sano