En esta ampliación del artículo anterior https://nutrisobrarbe.com/retencion-de-liquidos/ queremos profundizar más explicando nuestros consejos de forma más específica.Seguiremos teniendo en cuenta las áreas que nos competen, que son la nutrición y la fisioterapia.
Antes de explicar alguna terapia específica, ayuda externa o hábito alimenticio, queremos dar unas pautas para que incluyas alguno de estos consejos en tus actos de la vida diaria.

Aplicar agua fría en las piernas al terminar la ducha. No debe de hacerse de cualquier manera. Sino que, la forma correcta de hacerlo es desde la zona distal (pies y tobillos), hasta la más proximal (parte más próxima a la ingle). Este orden va a ser el mismo que el que se debe seguir para realizar un masaje circulatorio o de drenaje.
El agua fría va a reactivar la circulación. Realizará una vasoconstricción de los capilares y vasos sanguíneos que actuarán a forma de bomba de retorno de su contenido, en este caso, el líquido conocido como linfa. Al finalizar una práctica deportiva, como puede ser una carrera, o haber realizado una excursión, sumergirse en agua las piernas puede ser beneficioso tanto para la fatiga muscular y evitar calambres musculares, como para favorecer el retorno venoso y linfático.

Colocar las piernas en alto. Otra acción muy sencilla que puedes hacer en tu domicilio, es dormir o descansar con las extremidades en alto (declive).
Coloca un cojín o almohada bajo el colchón en su parte inferior, o ponlo bajo tus pies en el sofá. Tener las piernas en esta posición va a favorecer el retorno venoso y linfático. Si tu trabajo o actividad que realizas diariamente, implica que estés mucho tiempo sentad@ o de pie pero con poco desplazamiento, puedes comprar en las farmacias u ortopedias medias de compresión.

Medias de compresión.
Las medias de compresión refuerzan las paredes de las venas de las piernas. Gracias al refuerzo, el sistema de válvulas venosas vuelve a funcionar y la sangre ya no queda retenida en las venas.
Así se reduce o incluso se impide la aparición de estrías, arañas vasculares y varices. La distribución programada de la presión según las necesidades médicas (decreciente desde el empeine hasta el muslo) acelera el flujo de retorno de la sangre venosa hacia el corazón. Así se reduce al mínimo el riesgo de coágulos sanguíneos y embolias. La mejoría del metabolismo además tiene un efecto positivo sobre las úlceras y la presión desde el exterior reduce la salida de líquido de los tejidos. Así es como actúa la media contra la formación de edemas.

Si sigues estas indicaciones y crees que no son suficientes, deberías visitar a un fisioterapeuta para realizar tratamiento indicado para ello. La terapia indicada es masaje de drenaje linfático o retorno venoso, o sesiones de presoterapia.

Masaje linfático y presoterapia.
El masaje de drenaje linfático es un masaje suave y no doloroso. Se puede realizar en todo el cuerpo, no solo en las extremidades inferiores, como es el caso de los otros consejos que nombramos anteriormente.

Debe realizarlo una persona formada y preparada para ello, es decir, un fisioterapeuta, siempre que el objetivo del masaje sea terapéutico y no placentero.

Por último, queda explicar la presoterapia, que es una técnica médica, indicada para el drenaje linfático. Se realiza introduciéndose la persona en un traje neumático, que consta de varias cámaras que se llenan de aire ejerciendo presión en la zona donde nos encontremos, con un orden de llenado de distal a proximal. Las zonas más comunes que abarca el traje neumático son las extremidades inferiores,superiores y abdomen. Aunque hay algunos trajes que también abarcan otras zonas como la glútea, dorsal e incluso craneal y facial.
La duración de las sesiones se aproxima a los 30 minutos y debe realizarse con una frecuencia de 1 vez a la semana, en general. Aunque cada caso debe de ser estudiado.

Pautas dietéticas.
En cuanto al tratamiento dietético, debe comenzar con una dieta baja en sodio. Cuanta más sal añadamos a las comidas, más agua retendremos. Podemos sustituirla por especias, ajo, orégano, limón….

¿En qué alimentos debo centrarme y cuáles debo evitar para corregir estas retenciones?
En primer lugar debemos centrarnos en consumir alimentos frescos. Aquí incluiremos las frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados. Debemos ser conscientes, que la mayor cantidad de sodio (sal) que consumimos, no es la que añadimos nosotros al cocinar o al consumir, si no la que tomamos con los productos procesados. A la hora de realizar la compra, será necesario leer las etiquetas de los alimentos comerciales, para comprobar su contenido en sodio.

Lácteos: Leche, yogur, quesos blancos y sin sal. Limitaremos la ingesta de queso curado y/o semicurado (por su alto contenido en sodio).
Carnes: Evitaremos las conservas, ahumados, embutidos, charcutería, patés, sobrasadas, salchichas… (por el alto contenido en sal y conservantes).
Pescados: Se incluyen todos, los frescos y los congelados. Evitando las conservas, ahumados y salados.
Frutas y verduras: Solo evitaremos las verduras enlatadas, y tendremos especial cuidado con las aceitunas y frutos secos salados.
Cereales: buscaremos variantes bajas en sal.
Alimentos procesados: evitaremos las salsas comerciales (Ketchup, soja, rosa, mahonesa..), caldos concentrados…
Optaremos por cocinar al vapor, papillote. Con estas técnicas conseguimos que los alimentos mantengan su sabor ya que se cuecen en su propio jugo. Horno, plancha, guisos y estofados, tampoco están desaconsejados, pero controlaremos su condimentación.
La tecnología culinaria en la que más sabor perdemos es en el hervido.

El perfecto tratamiento sería la compaginación de las diferentes técnicas, ayudas y consejos explicadas arriba para, así, conseguir los objetivos deseados. Disminuir así la sensación que provoca la retención de líquidos y evitar los problemas adversos que nos puede producir.